Solo estamos a mediados de octubre, pero en casa ya se habla de regalos de Navidad. Supongo que ver las estanterías de los supermercados llenas de turrones y mantecados ha tenido algo que ver… ¿Recordáis que el año pasado dije que no compraría regalos y acabé buscando el muñeco de moda en varias jugueterías? No quiero tener que tragarme de nuevo mis palabras, así que estoy abierta a todas las posibilidades. Pero mi idea es que Papá Noel traiga un par de juguetes como mucho, y estoy barajando la opción de una bola mundo interactiva.
Valorando juguetes educativos
Siempre intento que entre los regalos de Daniela haya juguetes educativos, pero este año ese aspecto es aún más importante. En casa empieza a haber demasiadas cosas. Siempre he controlado el número de regalos de cumpleaños y Navidad, pero a lo largo del año hemos acabado comprando algunos caprichos. A día de hoy mi hija tiene más juguetes de los que soy capaz de recordar. Si tengo que sumar un par a la colección, buscaré al menos que aporten algo distinto a lo que ya disfruta.
Los juguetes educativos son aquellos qur estimulan el desarrollo cognitivo de los niños a través del entretenimiento y la diversión. Las destrezas a mejorar variarán en función de la edad del niño y el tipo de juguete. Por ello es importante valorar antes de la compra en que fase se encuentra nuestro hijo y que habilidades queremos potenciar. Una elección equivocada puede transformar con facilidad nuestras buenas intenciones en una compra inútil. Es imposible que el juguete cumpla su función si el niño no muestra interés en él.
¿Por qué una bola del mundo interactiva?
Me encantan los globos terráqueos, pero hasta hace muy poco no me planteaba comprar uno para mi hija. Daniela tendrá tres años cuando empiece a disfrutar de sus regalos de Navidad, y este es un juguete que siempre he asociado a niños de mayor edad. Pero a ella le encanta la pelota de goma que aparece en la foto, así que hice una búsqueda rápida en internet… Y descubrí que me había quedado anticuada.
Los globos terráqueos ya no se diferencian solo por su tamaño o sus colores. Además de las versiones tradicionales, podemos encontrar distintos modelos de bolas del mundo interactivas que se ajustan a la edad de cada niño. ¡Hay algunos recomendados a partir de los dos años! Tienen diseños llamativos, melodías y juegos. Con ellos los más pequeños de la casa pueden aprender los continentes, los mares y océanos, los principales países… Pero también conocer distintas lenguas, los monumentos más famosos, los animales que habitan en cada región, etc.
Con esta información en la mano, las bolas del mundo interactivas sí me parece un regalo factible para bebés. Yo las he incluido en la lista de posibles compras navideñas. Me ilusiona la posibilidad de que mi hija comience a descubrir el mundo en el que vive de una manera relajada. Pero que habrá que esperar aún varias semanas para ver que opina Papá Noel al respecto.